30 nov 2011

December

El décimo mes del antiguo calendario romano. En el mes de Diciembre tienen lugar las fiestas más explosivas y transgresoras del calendario romano, las Saturnales, en conmemoración de aquel tiempo mítico en el que reinaba Saturno. Es también el mes del solsticio de invierno, el nacimiento de los dioses solares.
El día 5 se celebraban las segundas Faunales. Fiesta en honor de Fauno, dios de los rebaños. Las Primeras se celebraron el 13 de febrero.
El día 11 se celebraba el Septimontio, las siete colinas, una festividad menor de la arcaica Roma; y el Agonal del sol, sacrificio de un carnero en honor al dios Sol.
El día 15 se celebraba los segundos Ludii Consuales, en honor al dios de los silos, Conso. Los primeros se celebraron el 21 de agosto. Se celebraban carreras de carros tirados por mulos, y se dejaba descansar a los animales que ayudaban en las faenas agrícolas.
El día 17 comenzaban las Saturnalia. Era la festividad dedicada al dios Saturno. Oficialmente se celebraban el día de la consagración del templo de Saturno en el Foro romano, el 17 de diciembre, con sacrificios y un banquete público. Pero esta fiesta era tan apreciada por el pueblo romano, que de forma no oficial se festejaba a lo largo de siete días, del 17 al 23 de diciembre. Posiblemente las saturnales era la fiesta de la finalización de los trabajos del campo, celebrada tras la conclusión de la siembra de invierno, cuando el ritmo de las estaciones dejaba a toda la familia, incluidos los esclavos domésticos, tiempo para descansar del esfuerzo cotidiano.
Vivir y dejar vivir, era el lema de la fiesta y el 17 de diciembre, según no cuenta el poeta Cátulo, su mejor día. Catón el Viejo, que calculaba con un rigor sin compasión los costos y utilidad del trabajo de los esclavos de sus posesiones rurales, les concedía en las Saturnales una ración extra de 3,5 litros de vino. Las mismas escuelas, que en otras ocasiones no prestaban atención alguna a las numerosísimas fiestas del calendario romano, cerraban sus puertas en estas fechas. Lo que de ordinario está prohibido, se autorizaba en estos días locos. Las leyes contra el lujo permitían en las Saturnales gastar en comidas una cantidad mayor que en los días corrientes y quien no aprovechaba la oportunidad para cogerse una borrachera resultaba desagradablemente llamativo. En las Saturnales la realidad social danzaba dentro de un juego de inversiones: el señor actuaba como esclavo, el esclavo como señor; lo que antes era restricción ahora estallaba en lujo o derroche. Pero, en especial, en el interior de la familia se eliminaban todas las barreras que separaban al esclavo del hombre libre. El juego de los dados, estrictamente prohibido en fechas normales, unía a señores y siervos.
En las Saturnales se jugaba al mundo al revés y se caricaturizaban leyes y cargos públicos. La dignidad de rey de las Saturnales, que presidía aquel enloquecido ajetreo provisto de la autoridad suprema, se echaba a suertes. Luciano vuelve a darnos una idea de su gobierno burlesco poniendo en boca del dios Saturno estas palabras en alabanza de su fiesta: "Y una vez que los dados te dan la suerte de ser rey, sólo en virtud de esa dignidad tienes el derecho a que no se te impongan órdenes ridículas, mientras que tú puedes ordenar a uno que declare algo vergonzoso de sí mismo, a otro que baile desnudo, a un tercero que cargue con la flautista y la lleve a hombros tres veces por toda la casa; todo ello es, sin duda, una prueba de que puedo repartir dones importantes."
En un principio era habitual regalarse velas y muñecos de barro. Luego, en parte por influencia griega, fue común agradecer con alguna pequeña atención o con un regalo en dinero a los amigos y a todas las personas a quienes se debía algo por algún servicio prestado. Las Saturnales tenían también su lado burlesco, nadie estaba a salvo de convertirse en víctima de algún regalo bromista y muy calculado. La eliminación de la división social entre libres y esclavos daba pie a diversas especulaciones sobre la esencia de la fiesta de las Saturnales.
Posteriormente con el cristianismo esta fiesta se eliminó y dio paso a la fiesta de Carnaval y a la Navidad.
El día 19 se celebraba las Opales, fiestas en honor de Ops, diosa de la abundancia.
El día 21 se celebraba las Angeronales, llamadas también Divales, se celebraban en honor de Angerona, diosa de oscura naturaleza.
El día 23 se celebraba las Larentales, fiestas de carácter funerario en las que se ofrecía un sacrificio a Acca Larentia, la nodriza de Rómulo y Remo.
El día 25 era la Fiesta de Sol Invicto. También se celebra el nacimiento de Mitra, dios iraní del cielo y de la luz y, más tarde, tutelar de las legiones romanas. Nació milagrosamente del seno de una roca y los pastores fueron los primeros en dirigir sus plegarias al niño desnudo, cubierto tan sólo por un gorro frigio. El culto al Sol, de escasa importancia entre los antiguos romanos cobró auge a partir del emperador Aureliano, quien, en el 274, lo asimiló al "Sol Invictus" de la religión siria e instauró un nuevo culto. Con el tiempo, este dios acabó imponiéndose a las demás divinidades, hasta desembocar, por sincretismo, en una religión monoteísta.
El día 26 se celebraba la Háloa. Fiesta de origen heleno en la que se venera a la diosa Ceres en su manifestación de campo labrado y preparado la siembra. Sólo mujeres de cualquier clase social participaban en estos festejos, que se caracterizan por la ostentación de símbolos sexuales, burlas groseras, divertidos chistes y prácticas lésbicas.
El día 31 era la noche víspera de las Strenas. Las famosas estrenas de Navidad tienen su origen en el reinado de Rómulo, primer rey de Roma; quien recibió el primer día del año de sus colaboradores unas ramas cortadas de un frutal del bosque de la diosa Strenia, la diosa de la buena salud y de la buena suerte. Posteriormente se repitió cada primero de año recibiendo el nombre de Strena como señal de buen augurio para el resto del año.