El edificio del atrio estaba destinado a celebrar
banquetes de carácter religioso, de dos plantas, datado a finales del siglo I
a.e.c. Se cree que estaba consagrado a dioses orientales, quizás Isis o
Serapis. Estaba organizado en torno a un patio o atrio con cuatro columnas
desde el cual se accedía a las cuatro salas para los banquetes, triclinia.
Tabernas y estancias de servicio completaban el conjunto.
Entre los restos destacan los ciclos pictóricos, que
decoraban las salas de banquetes del edificio del atrio, los muros de hasta
cuatro metros de altura y la reconstrucción de algunas columnas del edificio
del atrio y del peristilo de las termas.
En el siglo II el pórtico norte del peristilo se cerró
mediante un muro, dividiéndose en dos salas. Una para el acceso a las termas y
la otra se transformo en una popina. Se abandono en el siglo IV.
La sala de culto de la cella, inicialmente estaba abierta
al patio. En el siglo II quedo separada del atrio por una pared, a la que se
adoso un lararium. Se conservan in situ los restos de las pinturas con las que
fue decorada.
En el siglo III, la casa cambio de propietarios. En la
Casa con almacén, se situó una casa con cocina, un área de trabajo y un pequeño
almacén donde se recuperaron 16 ánforas de vino, aceite y salazones de los
siglos III-IV. Aparecieron quemadas y aplastadas, permitiendo datar el colapso
del edificio en el siglo IV. Los arqueólogos también han encontrado restos de calzada
y mosaicos.