Viaje a la Campania ( Nápoles, Pompeya, Herculano, Paestum, Pozzuoli, Capua, Boscoreale, Stabia, Oplontis, Baia, ……)
Todo comenzó a principios de octubre con un vuelo de Air Nostrum desde Valencia vía Madrid a Nápoles. Desde el aeropuerto de Nápoles se puede llegar al centro de Nápoles con un taxi, que dependiendo de la zona de la ciudad tiene un precio predeterminado. También se puede llegar con el autobús, Alibus, que se encuentra a la salida del aeropuerto. Nosotros escogimos el autobús al llegar y el taxi a la ida. También se puede contratar con el hotel un servicio de recogida.
En nuestro primer viaje escogimos el Star Hotel Terminus, junto a la estación de trenes de Nápoles, en piazza Garibaldi, calidad-precio excelente. En las inmediaciones del hotel existen gran cantidad de restaurantes a precios muy competitivos. También se puede comprar todo tipo de comida y bebida en las tiendas cercanas al hotel. Y sobre todo es un punto estratégico para desplazarte por toda la Campania. Durante nuestra estancia todas las personas con las que coincidimos fueron muy amables, no tuvimos ningún problema. La comida fue excelente, las pizzas, la pasta de todo tipo, la mortadela, el salami, los dulces ….. y la cerveza Peroni.
Una vez en el hotel, 12:45h dejamos nuestras pertenencias y nos adentramos en la ciudad. Cogimos un plano de la ciudad y compramos la tarjeta campania card (durante siete días, puedes visitar todos los monumentos por 30€). Cominos durante nuestra visita a la ciudad en uno de los innumerables puestos de comida rápida. Cogimos el metro en la estación; parada, el museo arqueológico nacional. Merendamos en el patio del museo. De regreso andando hacia el hotel visitamos alguno de los monumentos de la ciudad, a las 21:00h llegamos al hotel, compramos en las tiendas cercanas y cenamos tranquilamente en la habitación. En nuestro primer día nos impresionó sobretodo el museo y el cariño de la gente. Parecía que estuviéramos en Valencia, al igual que nosotros, son muy ruidosos, viven en la calle y aman la pólvora. El museo es una visita obligada. Atención; el tráfico es caótico y peligroso.
El segundo día, después del desayuno nos dirigimos a la estación y compramos el billete de tren de ida y vuelta de la circumvesuviana, a Pompeya, paramos en Pompei scavi. Bajamos del tren, cruzamos la calle, y accedimos a las excavaciones de Pompeya. Pasamos todo el día visitando las excavaciones. Aconsejamos adquirir una audioguía. También puedes contratar los servicios de un guía. Con la entrada te dan un mapa de la ciudad con los principales monumentos y una guía de bolsillo. En las inmediaciones de la excavación puedes comer o comprar. Los precios como en cualquier ciudad turística. Si miras y comparas no es caro. Nosotros compramos un bocadillo en el restaurante junto a la villa de los Misterios y cominos en el patio de la villa. Es recomendable llevar ropa y zapatos cómodos, nosotros estuvimos andando durante ocho horas. Apuramos al máximo nuestra visita, la falta de luz nos obligó volver a Nápoles. Salimos de la excavación y cogimos el tren. En el viaje en tren puedes disfrutar de unas vistas maravillosas, el omnipresente Vesubio acaparara tu mirada y no podrás dejar de pensar como fue la fatídica explosión y lo cerca que viven los napolitanos hoy día del volcán. La mejor ciudad romana que hemos visitado. Cenamos en un restaurante cercano al hotel. De este día destacaríamos las sensaciones, los momentos de alegría y de tristeza, los pensamientos, al entrar en las casas pompeyanas, parece que estuvieras violando la intimidad de los que allí moraban.
El tercer día, después de desayunar, cogimos el tren a Herculano. Bajamos del tren y nos dirigimos a la excavación, hay que andar un poco en dirección al mar. A medio camino han abierto un museo relacionado con la erupción del Vesubio. Ya en la excavación, impresiona, abajo a unos 16m, enterrada, se halla la ciudad. Esta vez escogimos a un guía para que nos enseñara la ciudad, 20€, 2 horas de explicación recorriendo los principales monumentos, muy bien narrado y con muchas anécdotas, merece la pena. Después decidimos por nuestra cuenta visitar las casas pendientes y volver a visitar algunos de los monumentos y casas que nos fascinaron. A las 14:00h de camino al tren comimos en una pequeña pizzería que ya observamos alejada de la zona turística. Después de comer nos ofrecieron visitar el Vesubio, pero desestimamos tan amable oferta y decidimos visitar la villa de Popea en Oplontis y Boscoreale. Cogimos el tren y nos dirigimos a Oplontis. Bajamos del tren y seguimos las indicaciones. La villa de Poppea es impresionante. Muy bien conservada y bellamente decorada. Después nos dirigimos a Boscoreale para visitar el Antiquarium y la villa romana. Una vez allí, preguntamos cómo llegar, una señora muy amable nos obligó a coger el autobús, para muy cerca de la excavación. No aconsejamos la visita andando desde el tren, peligro de robo. No nos pasó nada, nos gusto mucho la visita. Volvimos a coger el tren camino de Nápoles. Cenamos en un restaurante y nos fuimos a la habitación a descansar. De este día destacaríamos un sentimiento de amor y odio, como el volcán destruyó la ciudad y como nos ha permitido que revivamos su historia.
El cuarto día como siempre después de desayunar cogimos el metro, esta vez hacia Pozzuoli. Bajamos y nos dirigimos al anfiteatro, que se halla muy próximo a la estación. Esta muy bien conservado, sobre todos los pasillos inferiores y los subterráneos. De aquí nos dirigimos al llamado templo de Serapis y al resto de monumentos. De camino nos refrescamos en una tiendecita cercana al puerto. No cominos, teníamos una duda, visitar las excavaciones de Cumas o Baia. Cogimos el tren y nos dirigimos a Baia. Al llegar fuimos directos a la playa, de arena negra y nos dirigimos andando al complejo de Baia sommersa y a su parque arqueológico, un par de kilómetros por la montaña. Recomendamos coger el autobús. Después de visitar los monumentos, tomamos un tentempié e intentamos visitar Cumas, el averno para los romanos. Fue una odisea, no llegamos y casi no volvemos, los transportes no nos dejaban abandonar los dominios del Infierno. Al fin cogimos el tren de regreso a Nápoles. Después de un largo día cenamos en un restaurante cercano al hotel, compramos un par de cervezas Peroni y nos subimos a la habitación. De este día destacamos nuestra odisea para escapar del Infierno romano, por esta vez, en su casa; ganamos la batalla.
El quinto día visitamos Paestum. Llenos de energía y con la moral alta, después de desayunar cogimos el tren hacia Paestum. Bajamos. Lo primero que se ve son sus murallas, entramos y caminamos por la larga recta en dirección a la ciudad. Los mejores templos de época griega. Después de la visita y de realizar nuestras ofrendas, nos fuimos a comer. Seguidamente visitamos el museo, un museo muy especial para nosotros. Nos dirigimos al tren. Llegamos a Nápoles, nos fuimos de cervezas, cenamos, y a nuestra habitación a perrear. De este día destacamos la belleza y el amor a los Dioses.
El sexto día visitamos Capua. Como era habitual desayuno, tren, llegamos. Bajamos preguntamos y nos dirigimos al anfiteatro. Es impresionante, entramos, salimos, lo rodeamos, visitamos su museo, y echamos una instancia para la escuela de gladiadores. Posteriormente no habiendo sido aceptados en la escuela, nos dirigimos al mitreo. El mitreo es especial, te acercas, descansas y te embriagas de su energía. Después resto de monumentos y a comer. Una vez saciado el cuerpo nos dirigimos al tren. Llegamos a Nápoles y visitamos parte de la Nápoles subterránea. Volvimos al hotel andado y disfrutando de la ciudad. Compramos algo de comer y un par de cervezas en las tiendas cercanas del hotel y nos fuimos a la habitación. De este día destacamos el ansia de poder de los hombres, no hay nada peor que jugar con la desesperación de una persona.
El séptimo día después del desayuno nos dirigimos a la estación y compramos el billete de tren de ida y vuelta a Stabia. Llegamos, nos situamos y nos dirigimos a coger el autobús. Gracias a la colaboración de un comerciante, como en una película de Fellini, nos subieron al autobús, sin pagar, y nos dejaron en la puerta de la excavación. ¡Son de la Spagna, valencianos!. Visitamos las villas de san Marco y Arianna. Son enormes, están en buen estado. Allí coincidimos con un solitario japonés, con muchas ganas de hablar inglés. Después de compartir unos momentos juntos decidimos volver al tren andando, de camino, ya un poco tarde, comimos en una diminuta pizzería. Cogimos el tren y esa tarde nos despedimos de Nápoles. Cenamos, y nos fuimos a descansar a la habitación. De este día destacamos, la voluntad y la determinación en conseguir lo anhelado.
El octavo día, un triste día, recogimos, desayunamos, y nos fuimos al aeropuerto. Estábamos melancólicos pero muy satisfechos de los momentos vividos. El camino de regreso a Valencia fue una continua exposición de imágenes, diálogos y recuerdos que siempre formaran parte de nuestra vida. De este día destacamos los recuerdos de otras vidas ya pasadas, que siempre emergen para poder saborear y colorear la vida que hoy compartimos.
Nota: En nuestro segundo viaje a la Campania el hotel elegido fue el hotel Diana de Pompeya. Un hotel de ambiente familiar con un trato excelente, muy bien situado, cercano a la estación de tren, con tiendas y restaurantes próximos. Acordamos con el hotel la recogida y la entrega en el aeropuerto. En este viaje disfrutamos con nuestros amigos Maxi y Maribel de la visita a Pompeya, Herculano, Paestum, Oplontis y Nápoles. Desde Pompeya vía tren nos desplazamos por toda la Campania, y nuestros amigos el último día cogieron un autobús urbano que sube hasta el Vesubio. Un viaje memorable.
Pero no hay dos sin tres, esperamos volver muy pronto.
Un saludo.
Jose C.